Soneto 359. AMOR PALADINO
Ninguna de las huestes le hace sombra
al idílico sujeto anodino
que respira y que no se desescombra
en las huellas que forjan tu camino.
Mi alma cobija el hueco que te nombra
en el muro liberado sin sino
y la vida es lo que más nos asombra
con el sabor del amor paladino.
Nadie puede decapitar un sueño
salvo que sea de inmunda basura
o esté vinculado al mal de la usura.
En los trazos de tus labios risueños
soy predador de tu encanto y dulzura
y estoy preso de ti y de tu hermosura.
José Mateo Angulo García
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