Soneto 313. MADRIGUERA DE LA DEHESA
Madriguera de paz que se nos cuela
Madriguera de paz que se nos cuela
por la marisma en reencuentros de altares
de un festín de pinares y encinares
donde la liebre tiene su escuela.
Cigüeñuela que, sutil, sobrevuela,
en el cisma esquivo de los pesares,
en un trajín de paciencia en los mares
desde una dehesa que, en sueños, vuela.
El flamenco descubre otros horizontes
con amor invisible y sin más señas
que un visado inmigrante sin destinos.
El lince es lealtad de los montes
sin temor al crotorëo de cigüeñas
que acunan a sus propios cigoñinos.
José Mateo Angulo García
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